El ajo, o Allium sativum L., es una planta de las Liliáceas, originaria de Asia central.
Se cultiva desde antiguo y tiene un uso muy extendido en los paises mediterráneos. Los bulbitos (dientes de ajo) son los que poseen las propiedades medicinales.
Los ajos son ingrediente principal de muchos platos de la cocina mediterranea : Alioli, guisos, sopa de ajo, verduras asados, ensaladas...
Y existen recetas tradicionales en las que es un ingrediente fundamental como la sopa de ajo, atascaburras, ajoarriero, ajoblanco, en forma de picada para acompañar pescados y mariscos,...
Los ajos poseen propiedades antisépticas y estimulantes de la digestión. Las civilizaciones egipcias ya conocían las propiedades beneficiosas del ajo, entre ellas la antibiótica, que en el siglo XIX fue confirmada por Louis Pasteur demostrando su actividad antibacteriana en pruebas de laboratorio.
Muchas historias y leyendas han acompañado al ajo a lo largo de la historia; por ejemplo, los atletas olímpicos de Grecia lo masticaban antes de competir, y se decía que el ajo ayudaba a mantener lejos a los vampiros...
Leyenda o realidad, lo cierto es que el ajo cuenta con un gran número de propiedades y activos principales. Contiene aminoácidos; minerales como el magnesio, potasio, calcio y fósforo; vitamina C, B6, y ácido fólico, entre otras. Aceites esenciales y azúcares como la fructosa y la glucosa.
Mejora la circulación, tiene propiedades antitrombóticas que hacen fluir la circulación sanguínea, y previene enfermedades circulatorias como la arteriosclerosis, la hipertensión, el colesterol, etc... e incluso las hemorroides.
Favorece la eliminación de líquidos, por lo que es un buen diurético que ayuda a las personas con problemas de sobrepeso.
Es un magnífico bactericida y uno de los mejores remedios naturales para combatir procesos infecciosos del aparato respiratorio como gripes, bronquitis, asma, etc... Es expectorante y estimulante, y se ha utilizado a lo largo de la historia como antiséptico. Es además, un buen desinfectante de la piel contra las picaduras de insectos, así como otras afecciones de la piel y quemaduras.
Además es un buen digestivo, ya que favorece la digestión. No obstante, aquellas personas con un estómago delicado o problemas de acidez estomacal, deberían evitar o moderar su consumo.
Protege contra el cáncer; recientemente se ha estudiado como el ajo ayuda a reducir los riesgos de contraer cáncer por su contenido en antioxidantes como el flavonoide 'quercetina'.
En resumen, el ajo es antiinflamatorio, anticoagulante, vasodilatador, hipotensor, incrementa las defensas del organismo, ayuda a incrementar el nivel de insulina, reduce los niveles de azúcar en sangre, se cree que combate el estrés y la depresión, y favorece el buen funcionamiento del corazón.
Es un antibiótico natural que debe consumirse en crudo para aprovechar sus propiedades medicinales.
Normalmente consumimos los ajos "secos", que podemos encontrar durante todo el año en los mercados. Para que no repitan, ni resulten tan fuertes, se recomienda eliminar el germen interior.
Los ajos tiernos se encuentran en el mercado durante los meses de primavera, y tienen un aroma y un sabor mucho más sutil que sus sus primos "secos", lo que los hace muy adecuados para ensaladas, revueltos, o salteados.
Valor nutricional por cada 100 gramos
Calorías 149
Grasas (g) 0,5
Fibra (g) 2,1
Hidratos de Carbono (g) 33,07
Potasio (mg) 401
Fósforo (mg) 153
Magnesio (mg) 25
Sodio (mg) 17
Calcio (mg) 181
Vitamina B6 (mg) 1235
Vitmamina C (mg) 31
mcg = microgramos